" /> 1º Acto OPEN MODA VLC - Dimova.es

1º Acto OPEN MODA VLC

La Pasarela es un vehículo de promoción importante para los jóvenes diseñadores pero no es suficiente y debe ser complementado con otras acciones. El principal problema que tienen es producir y vender después esas colecciones, por lo que sería importante realizar una redistribución de las ayudas públicas más allá de los desfiles y apostar por crear estructuras permanentes y compartidas para fomentar la comercialización y la producción.

Esta es la principal conclusión a la que llegaron los ponentes que participaron en la primera mesa redonda del OPENmodaVLC, organizado por la Asociación de Diseñadores de Moda de la Comunidad Valenciana, DIMOVA. El coloquio, titulado ¿Hay vida después de la pasarela? contó con la participación de Miquel Suay, diseñador y empresario; Tomás Carayol y Julio Almiñana de La Cinta Roja, ganadores de la zona D de la edición de 2008 de la SMV; Rocío Alonso de Lulúlucía, diseñadora participante en la zona D de la SMV, y la periodista Begoña Clérigues. Participar en una pasarela es una vía de promoción y a muchos les ha servido para darse a conocer, así lo aseguraron los ponentes, sin embargo, este escaparate es algo “muy puntual” por lo que no es un soporte suficiente para promocionar a los jóvenes diseñadores. “Nos centramos demasiado en ella y después te encuentras diseñadores que desfilan y que apenas tienen puntos de venta donde luego el consumidor pueda ir a comprar, cuando esto es algo fundamental”, afirma la periodista Begoña Clérigues.

En opinión de Miquel Suay, en España “a la moda se le da valor como escaparate pero como negocio se frivoliza, lo observas cuando vas con un proyecto como diseñador a pedir ayudas a un banco”. En esta línea, se apuntó que las subvenciones que se destinan desde la Administración a eventos de promoción puntuales como las pasarelas deberían rediseñarse para poder destinar fondos de estas ayudas a promover otras acciones complementarias de promoción y de creación de una estructura permanente para desarrollar el sector.

De hecho, se subraya que producir y comercializar las colecciones después de su presentación es el verdadero problema. Por ello, se insiste en la necesidad de crear un Vivero de Emprendedores de Moda que cuente con asesoramiento productivo, financiero, estratégico, comercial,… es decir, una estructura común que sirva a los jóvenes diseñadores para enfrentarse al mercado y que les abriera las puertas ante la situación que se plantea tras una pasarela por exitosa que haya sido. Una idea compartida por todos. “Hay que aprovechar las ayudas para generar una estructura clara y definida”, argumenta Rocío Alonso de Lulúlucía. Por su parte, Julio Almiñana de La Cinta Roja, explica que ellos han ganado un premio pero que “con esto sólo no vale, el problema viene después y ahí habría que continuar dando respaldo y orientando al joven diseñador”, tras lo que añade que este problema se agudiza cuando sales a otros países, ya que, “la red comercial, como no te conoce, no quiere arriesgar y además el nombre Made in Spain no está consolidado ni valorado”.

A modo de ejemplo, se ha reseñado la Agrupación “Designer Mix” creada en los Países Bajos. Una entidad que con ayudas gubernamentales potencia a los jóvenes diseñadores a través de ferias, showrooms y compartiendo los procesos de compra, producción y comercialización. De hecho, bajo unas mismas directrices y marca, con una base de tejidos, cada joven realiza una colección y luego las venden conjuntamente.

En este punto los ponentes insisten en que, junto a las pasarelas, también debería apostarse por otras vías de promoción de éxito, como la participación en ferias y showrooms nacionales e internacionales “porque es a dónde realmente van los compradores, y hacerlo de manera individual para un joven diseñador es prácticamente inalcanzable”. Algo que podría conseguirse con una redistribución de los fondos y ayudas destinados en la actualidad a grandes eventos de promoción.